Resumen
El presente artículo sitúa el carácter figurativo de la hermenéutica en el pensamiento de Nietzsche. Para ello, es necesario disponer de una óptica particular que hace de un personaje (real, literario, histórico, filosófico, simbólico, etc.) una figura de interpretación que no expone metafísicamente las cosas ni tampoco se dirige hacia ellas fenomenológicamente, sino que
las reanima simbólicamente, inspirándole un nuevo aire hermenéutico a la interpretación y un nuevo ángulo para la comprensión. La función principal es su relacionalidad como trasfondo en el que resalta la conexión imperceptible que hace una figura hermenéutica un centro o eje de vibraciones que mueven sus componentes discursivos y críticos, como también un indisoluble conector de líneas imperceptibles de interpretación, cruzando impertinentemente las fronteras de lo interpretado y de lo imaginario.