Cuando se produce un terremoto de gran intensidad, las ondas sísmicas generadas viajan a gran velocidad por el subsuelo, afectando a las construcciones mediante un movimiento de su base. Lo que hace mover a la estructura de la edificación. Chile es una de las zonas de subducción, donde se producen los terremotos más grandes del planeta. Estos terremotos pueden causar una destrucción devastadora, como por ejemplo el producido en 1960 en la ciudad de Valdivia. Sin embargo, hoy existe el conocimiento y tecnología que permite mitigar su potencial daño, debido al notable avance de la Ingeniería Sísmica, en lo que se refiere a sistemas de disipación de energía. Entre estos sistemas de disipación, los más usados en Chile y el Mundo corresponden a aisladores de base y disipadores de péndulo friccional. La aislación basal es un sistema de disipación pasiva de energía, que mejora el desempeño de una edificación durante un sismo, aumentando su período de oscilación, y añadiendo amortiguación a la estructura. De esta manera, se reducen notablemente los desplazamientos horizontales de la construcción. El concepto fundamental de aislación basal, es desacoplar el edificio de las componentes horizontales de los movimientos del suelo, interponiendo elementos de rigidez horizontal baja, entre la estructura y su fundación. Sin embargo, este tipo de sistema se ha utilizado en Chile solamente en edificaciones nuevas, no así en construcciones existentes. Es por ello, que esta investigación pretende elaborar y dar a conocer el proceso constructivo para la incorporación de aisladores basales en edificaciones ya construidas, ya que, este sistema presenta una solución efectiva para la preservación de construcciones históricas.