Resumen
Este escrito argumenta que la noción de creencia explícita en Ortega y Gasset (1946) y Wittgenstein (1969) exige una comprensión no intelectualista de la certeza, lo que se denomina certeza vital. Se argumenta que el rol normativo de las proposiciones bisagras evita la duda escéptica y, a su vez, posibilita la epistemología. Este rol normativo se comprende como a-epistémico, aún cuando es viable afirmar un uso sui generis de “Yo conozco”. Finalmente, se analiza la lectura escéptica como un posible caso de pérdida de certeza, y se explicita cómo la certeza vital responde a estos casos.